El contagio emocional es la tendencia de los individuos de transmitirse y converger en sus emociones.
¡No solo me contagiáis el catarro, ahora también emociones! Pues bien, como animales sociales existen mecanismos que nos predisponen a adoptar la emoción de las personas que nos rodean por motivos evolutivos que no vienen al caso.
Este “contagio” puede ser implícito o explícito y más o menos fuerte según sea la fuente de donde ‘se emite la expresión emocional’. Sabemos que la expresión facial es un arma de “contagio” emocional masiva. Hoy veremos una sutil: contagio emocional a través de redes sociales digitales.
En un artículo de PNAS, nos muestran evidencia de contagio emocional en una red social digital masiva, Facebook. Las noticias que se presentan en la “timeline” de tu Facebook son el resultado de un algoritmo que basado en tus preferencias, anteriores “me gusta”, publicidad, y afinidad.
Es decir, lo que vemos en nuestro muro es lo que Zuckerberg quiere que veamos [; )] . Para la realización del estudio se elabora un cambio en este algoritmo para modificar las “timelines” de los usuarios.
En este caso lo que se usa es la omisión de publicaciones que sean con emociones positivas o negativas según condición. Cambiando los artículos que se presentan en tu Facebook, podemos cambiar tus actualizaciones vía contagio emocional online.
El trabajo consiste en tomar una muestra al azar de usuarios activos de la red, 689.003 nada más y nada menos. Monitorizar sus actualizaciones para establecer una línea base de “estado emocional” y después mostrarle actualizaciones y noticias en su muro de diferente carga emocional.
La medida de la “emocionalidad” se basa en el porcentaje de palabras con contenido emocional según el Linguistic Inquiry and Word Count software.
Luego se cruzaron los datos y se hizo una regresión sobre lo que se espera con respecto a la línea base y lo obtenido con la manipulación de la “timeline”, que recordemos consiste en omitir contenidos con carga emocional positiva o negativa según condición.
Los resultados son muy tenues. Sin embargo para como está medido (% de palabras “emocionales”) parecen resultados interesantes.
Siempre con respecto a su grupo control:
-Cuando se omiten post positivos hay un aumento de de palabras negativas (+0.04%) y disminución de positivas (-0.1%).
-Cuando se omiten post negativos hay un aumento de palabras positivas (+0.06%) y disminución de palabras negativas (-0.07%)
Lo dicho, efecto mínimo pero considerable. Obviamente el estudio no es más que una cosa curiosa que deja más dudas sin resolver que respuestas… Pero nos trae unas pequeñas ideas que me gustaría comentar.
Por otra, la reflexión que me veo obligado a hacer es sobre como debemos entender las emociones.
El hecho de que al recibir información con contenido emocional cambiemos nuestra expresión me hace pensar en la infinita colección de detalles que ahora mismo están influyendo en mi expresión emocional…
Desde la expresión facial de un tendero en el supermercado a las palabras que usa mi banco para sus comunicados.
Espero que este post les haya “contagiado” emociones positivas.Por una parte en cuestiones técnicas de investigación en psicología básica y del consumidor pone de manifiesto la necesidad de trabajar con nuevos modelos, metodologías y herramientas.
Es interesante además del hecho de convertir el campo de consumo en investigación del mismo “a gran escala”.
Bibliografía:
Kramer, a. D. I., Guillory, J. E., & Hancock, J. T. (2014). Experimental evidence of massive-scale emotional contagion through social networks. Proceedings of the National Academy of Sciences. doi:10.1073/pnas.1320040111
Disclaimer: En ningún momento digo (ni el artículo original) que leer actualizaciones de Facebook cambie tus emociones en general, solo que si miras actualizaciones con cierto contenido emocional hay más probabilidad de escribir mensajes en esa misma red con contenido emocional parecido al que previamente.