Por qué si crees que has elegido este post, te gustará más
La mente es plana, o al menos eso dice este curso. Cuando nos preguntamos a nosotros mismos por qué hemos decidido algo, encontramos motivos muy profundos para cualquiera de nuestras decisiones. La mente es plana porque no hace falta recurrir a oscuras motivaciones que expliquen el porqué de nuestras conductas. Podemos explicarlas con modelos bastante sencillos. Da igual cuál eligiera Neo, ambas llevan a lo mismo. Como Morfeo es lector de este blog, sabe que así aumentará la satisfacción de Neo.
La prueba es sencilla y la podemos hacer en un momento: pregunta a la primera persona que veas por qué eligió el coche que haya elegido o por qué se ha puesto hoy alguna prenda de ropa. Lo más seguro es que obtendrás una bonita historia llena de detalles de por que motivo eligió eso y no otro, pero la realidad es que la mayoría de decisiones se toman a través de mecanismos mucho más planos y sencillos, la mayoría pensadas por la vía rápida, sin esfuerzo, implícita…
Si queremos algo más empírico, tenemos este artículo que nos trae un ejemplo interesante. En un experimento sencillo en un contexto controlado, llevan a cabo una de esas cosas que siempre es divertido contar en el bar: dan a los participantes a elegir entre dos pinturas abstractas o entre un set de rostros de personas. Los estímulos son parecidos pero no iguales. A continuación, y tras una breve pausa, se engaña al sujeto (¿por qué tantos experimentos psicológicos tienen este punto maquiavélico?) haciéndole creer que se le entrega la figura que ha elegido, pero realmente entregándole la otra usando un pequeño truco de magia o bien un sistema informático. A continuación, se vuelve a dar a elegir entre las cartas. En diferentes condiciones se pide a los sujetos que expliquen su decisión y marquen del 1 al 10 cuánto les ha gustado.
Es curioso observar que menos de un 20% de participantes notaron el cambio. Pero lo más interesante es observar que, en la segunda vuelta de selección, la mayoría de participantes eligen la carta que se les dio y no la que eligieron originalmente: la preferencia ha cambiado. En el campo de la explicación de su decisión, se encuentra que muchas de las características que señalan como clave en su elección: no eran las que tenían la imagen que eligieron. Es decir, elegían y luego buscaban formas de justificar esa elección, como seguramente hace cualquier persona a la que le preguntes por qué ha elegido algo: construyendo una teoría al momento que sea congruente con sus elecciones, entre otras cosas. Se conoce como ceguera decisional,es la incapacidad de ver la discordancia entre una elección y su resultado.
Acabamos prefiriendo lo que creemos que hemos elegido. Vivimos en la ilusión de la introspección. La mente es plana, sí, pero no sencilla de entender.